Los
cuidados de la piel en el verano deben ser más exhaustivos que en el invierno
porque hay una deshidratación más rápida de la piel por efecto del calor, y la
sudoración aumenta la humedad de la piel, volviéndola más proclive a las
infecciones. Hay también un riesgo aumentado de cáncer de piel y de foto
envejecimiento prematuro, por lo que limpieza, humectación y protección solar
diaria son algunas de las rutinas imprescindibles.
El rol
de la limpieza es remover la suciedad externa, las secreciones cutáneas y los
microorganismos. Hacerlo diariamente con productos suaves que no alteren el
manto ácido de la piel, que no la irriten y que ayuden a eliminar la grasa y
suciedad acumuladas así como los microorganismos. La exfoliación será solo
suave.
La
humectación será con productos que ayuden a retener y reponer el agua en las
capas de la epidermis, manteniendo la elasticidad que se pierde por deshidratación. Las pieles secas o
normales requieren formulaciones livianas pero que contengan activos que
mantengan íntegra la barrera hidrolipídica de la epidermis. Las pieles grasas
también requieren hidratación, luego de la limpieza con productos especiales
para remover el exceso de sebo, con emulsiones super livianas o geles. Todos
los hidratantes contienen sustancias activas que permiten anclar mejor el agua
en las capas de nuestra epidermis y permiten que las funciones de la misma permanezcan inalteradas.
Es
fundamental tomar conciencia del daño irreversible de los rayos UV-A y UV-B
sobre la piel: la exposición al sol debe ser siempre con un protector solar de
acuerdo al tipo de piel, y nunca de 11 a 15 hs. Además de prevenir el
envejecimiento estamos preservando nuestra salud, que es el secreto de la
belleza.
Liliana Puratich
Consultas:
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